sábado, 13 de diciembre de 2014

4to encuentro


10/12/2014

Mientras mi perra esta tirada a mis pies, asustada por la tormenta, yo no hago más que pensar en él. Sé que está acá, pero no sé a qué hora llegó ni si me va a avisar que finalmente regresaste a ésta locura de ciudad.
Y finalmente después de tanto esperar por ese mensaje que nunca llegaba el teléfono sonó. Casi que el corazón me salía del pecho al leer que eras vos, había esperado todo el día alguna señal de tu parte y sinceramente pensaba que no la enviarías. Sin embargo ahí estabas con una invitación a verte, no podría decir que fue de la nada como las anteriores por que esta vez te esperaba pero la sorpresa fue la misma. Una vez más, como aquella primera vez, reinaba la improvisación, ya me había acostumbrado a que así fuera y creo que de algún modo eso es lo que hace a cada encuentro interesante. Sumado a la obvia clandestinidad que en cierto punto ronda, para mí, cada una de las veces que nos vimos, eso también vuelve todo más intenso, como el aroma a café recién hecho por la mañana. 

Era imposible disimular mi sonrisa, la soledad de mi casa ayudaba a no ocultar nada, la música a todo volumen como me gusta a mí cada vez que me siento feliz era la única compañía que tenía y con eso me bastaba porque sabía que faltaba poco para volver a verte, cuando ya me había hecho la idea de que eso jamás sucedería.

Y ahí estaba yo, en mi habitación mientras la música seguía sonando al máximo, pensando en qué ponerme, en cómo peinarme y fundamentalmente en apurarme porque cuantas más horas a su lado mejor! No sé cuántas veces me cambié de atuendo, y me superpuse una prenda con otra hasta que finalmente decidí que lo mejor que me podía poner el vestido lila con flores negras, justo el que había elegido primero pero que por alguna razón había descartado. Ya lista y con un poco de maquillaje salí lo más rápido que pude de casa dispuesta a pasar mis horas, la mayor cantidad de horas posible, de felicidad con él.
La mezcla de sensaciones que me acompañó durante el viaje no tiene mucha descripción. Un combo letal de nervios, ansiedad, felicidad, miedo y preocupación. Mi cabeza pensaba más que de costumbre pero ya estaba en el juego ahora tenía que jugar yo, aunque siempre tengo las de perder…Aunque esa tarde, creo yo,  ganamos los dos.

Llegué!! Ahí estabas vos, hermoso como siempre, como te recordaba y como te pienso cada día de mi vida. Parecía que todo lo malo había quedado atrás y yo tenía tanto miedo de preguntar y que de pronto ese hermoso sueño se volviera pesadilla que preferí ignorar por completo el asunto.
No necesitaba más nada y no quería más nada que no fuera él, sus besos con gusto a menta y sus abrazos que me paralizaban el alma y abrigaban mi cuerpo aunque hiciera calor. Era todo lo que necesitaba para ser feliz y lo tenía conmigo. 

Todavía puedo sentir los escalofríos que recorría mi cuerpo cada vez que tu boca se acercaba a mi cuerpo, puedo sentir como mi corazón se acelera con cada caricia tuya y mis ojos se cierran ante cada beso.  Puedo notar como se eriza mi piel cuando tus labios recorren mi cuello, mientras nuestra respiración se agita y yo acaricio tu pelo.
Entonces te abrazo y te digo al oído lo mucho que  te amo, empiezo a besar tu cuello yo y me divierto mirando  y acariciando cada uno de tus lunares que quedan a mi vista. Como diría Shakira: “Yo puedo escalar los Andes solo por ir a contar tus lunares contigo celebro y sufro todo mis alegrías y mis males”, aunque más que cruzar los Andes yo sólo cruzaría cierras.
Entonces me contás del trébol que tenés en la espalda, producto de tus lunares que juegan sobre tu piel, y yo ya siento unas ganas de unirlos recorriendo tu cuerpo que a veces me sorprendo a mí misma con mis pensamientos.

Todavía queda una respuesta pendiente, ante esa pregunta que jamás pensé que oiría salir de tus labios aunque la hubieras formulado muchas veces. Creo saber cuál es la respuesta, estoy segura que es la correcta y que vamos a ganar los dos, sí, otra vez ganamos juntos porque cuando vos ganas yo gano y sí perdemos, perdemos los dos. Esta vez ganaríamos. Supe la respuesta a esa pregunta en el mismo momento en que la hiciste, mi corazón me lo decía y mi cuerpo respondía a gritos pero mi boca no emitía palabra y cuando la abrí fue sólo para atrapar una vez más tus labios. Y juro que desde el momento en que nos despedimos me pasé todo el tiempo pensando en eso, en cómo no había dado una respuesta y en cómo todavía no te la di si al fin y al cabo no sos más que la persona que quiero para mí, la que me hace feliz.

No tengo ni la más mínima idea que voy a hacer con todo este volcán de sentimientos que me provocás, supongo que mientras no estés acá los seguiré conteniendo pero el día en que te vuelva a ver todo esto EX-PLO-TA!

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