Gente, gente y más
gente. Por donde quiera que mirara había personas, todas alegres, cantando o
saltando sin más… Pensé, la Plaza Lavalle no debe estar acostumbrada a ver
tantas personas por ahí. Ese había sido
el punto de encuentro establecido para llevar adelante el festival en apoyo a
la plena vigencia de la Ley de Medios. Me
sorprendió la cantidad de jóvenes presentes, todos con sus banderas, con el
mate y algunas bebidas más.
Después de caminar un
poco entre la gente, y de cruzarme con algunos conocidos, había llegado al escenario
justo frente a las escalinatas del Palacio de Justicia, casi todos los concurrentes
se concentraban ahí. Sobre él colgaban banderas que decían “por la democracia y
la libertad de expresión”. Mientras tanto, dentro de la Corte se estaba
desarrollando la audiencia en la que se debatía sobre la constitucionalidad de
la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que podía seguirse desde
afuera por pantallas gigantes.
El sol brillaba en el
cielo porteño y el aire se mezclaba con el olor al choripán que se asaba a la
parrilla. Era un lindo día para pasar al aire libre. El clima había acompañado
durante toda la tarde.
El escenario del
festival había sido el centro de las miradas, sin embargo, terminó por
encenderse cundo los músicos invitados se hicieron presente sobre él. Con la
música los cuerpos se sacudían y cantaban, yo en cambio, ya estaba cansada.
Había llegado la hora de volver a casa después de una larga jornada.
**Éste trabajo fue realizado en la comisión 4 del Profesor Luis San Jurjo en el marco del Taller de Expresión III Cátedra: María Rosa Gómez
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